Dicen que hacer lo que te gusta, lo que te hace feliz es el mejor trabajo. Y aún más cuando te dedicas a vivir de un pasatiempo. Pues, ese es el caso de Ronaldinho, quien en su etapa con el Barcelona le demostraría al mundo que hacer lo que te gusta, y siempre con una sonrisa en la cara es la mejor forma de ir al trabajo.
Ronaldinho llega en la temporada 2003-2004 al Barcelona en medio de una búsqueda del equipo de regresar a sus años dorados. Ya que es un equipo que luego del primer ciclo Louis Van Gaal (1997-00) en el banquillo, y su posterior dimisión en el 2000 por las eliminaciones en las semifinales de la UEFA Champions League y la Copa del Rey el equipo quedó con una temporada en blanco. Lo que en contraposición a su primer año al frente del Barcelona fue una catástrofe.
Posteriormente a al ciclo Van Gaal llegarían varias alternativas en la dirección técnica, y ninguna mejoraría en los resultados. Dejando, hasta el regreso de Van Gaal para un nuevo ciclo en 2003, un Barcelona con unas actuaciones bastante deplorables en cuanto a títulos y resultados. Una crisis muy grande en el equipo blaugrana.
Ahora bien, Sandro Rosell, quien posteriormente fuera presidente del Barcelona, presentó a Joan Laporta, el presidente recién electo del Barcelona, a un jugador distinto, diferente, a un brasileño llamado: Ronaldinho. Rosell conoce a Ronaldinho ya que trabajaba en ese entonces en las relaciones de Nike en Latinoamérica, lo cual lo hizo ver uno que otro partido de Ronnie con la selección de Brasil. A todas estas, el Barcelona coloca sus esperanzan en Ronaldinho, y el resto… Bueno es historia.
Ronaldinho Gaúcho llega al barca y se convierte en una total supernova. Ese jugador que veías en los comerciales de Joga Bonito de Nike, era el mismo que veías cada fin de semana. Habilidad, Potencia y una capacidad para las filigranas fuera de este mundo, hacía que todo pareciera fácil. Hacía pases sin mirar, marcaba goles de todo tipo, en carrera, de tiro libre, de media distancia, regateando; también asistía. Realmente, cuando tenía el balón hacía y deshacía con los rivales.
Gracia dinho se logra una
recuperación institucional y deportiva, llega el logro de obtener la UEFA
Champions League frente al Arsenal en 2006, la segunda del Barcelona. Ese año, sería su año, el año de la
sonrisa del fútbol, Ronaldinho. Quien hasta ese momento ya había ganado todo: Liga,
Champions, Mundial, Copa América, en el plano colectivo. En el plano individual
fue nombrado jugador del año para la FIFA varias veces, pero en el 2006 obtuvo
el Balón de Oro. Este balón sería el único.
Para la temporada
siguiente veríamos a un Ronaldinho, igual en calidad, pero no el mismo tan explosivo
como en otras campañas. Se empezaron a filtrar en prensa imágenes de fiesta
cuando al otro día tenía un entrenamiento a las 7 am. Se le vio varias veces llegando
tarde a un entrenamiento. Además de los problemas físicos y lesiones. En fin la
motivación, y la disciplina se perdieron, o esa parecía. La sonrisa de los
aficionados y directivos empezaba a borrarse.
Para la llegada de Guardiola, y la salida de Frank Rijkaard luego de la temporada 2007-2008, Ronaldinho fue vendido al AC Milán donde también demostró magia, para luego irse a Brasil a jugar con Flamengo, Atlético Mineiro (Con quien levantó la Copa Libertadores), luego Querétaro en México, para finalmente, retirarse en 2015 con Fluminense.
La carrera de Dinho se
dice que pudo haber sido mucho más exitosa. Sin embargo, aunque muchos crean que
pudo dar más, están errados. Ronaldinho le dibujó una sonrisa a los culés, no
culés, y a todo el mundo del fútbol. Por siempre será recordado por su habilidad,
e inmortalizado gracias a las publicidades de Nike. En fin, su sonrisa es tan
contagiosa que con su talento se la transmitió a todo el mundo, y cuando todos
recordamos a Ronaldinho, lo único que podemos hacer es sonreír.
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